Historias Korrosivas: ¡Grábese quien pueda!

¡Qué bueno poder grabar los discos uno mismo en casa! ¡Bendita tarjeta de sonido y benditos programas de grabación!

A principios de los ’90, si querías hacerlo (grabar), todavía tenías que pasar por un estudio; los pocos que habían en Tenerife cobraban un mínimo de 5.000 pesetas la hora, y la posibilidad de una grabación a esos precios no entraba dentro del presupuesto de Korrosión. La única forma de editar un disco era hacerlo a través de algún sello discográfico, pero el grupo sabía que con la tralla que tocaba no tenía ninguna oportunidad con los pocos que habían por aquí, y la verdad es que tampoco lo intentaban.

Sabían a donde pertenecían: a la escena underground de grupos thrash, hardcore, grindcore, death metal, punk y demás ruidos subterráneos que editaban en cassette, se expresaban a través de una red de fanzines que daba la vuelta al mundo y usaban el correo postal como medio de comunicación y distribución. ¿Te acuerdas del ‘non profit’? ¿Y del ‘do it yourself’? Pues eso.

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I: «Púdrete», febrero de 1992.
Desde luego fué una suerte que Kike estuviese estudiando Imagen y Sonido en el I.P.F.P. César Manrique; allí había un pequeño estudio que se utilizaba, más que nada, para prácticas de emisión radiofónica. Con la idea de lograr que el Instituto le cediese el estudio a Korrosión por unas horas, Kike plantea al jefe de estudios del centro la posibilidad de meter a grabar a un grupo como actividad didáctica para los alumnos del curso, una especie de iniciación a la grabación de música. Para sorpresa del grupo, éste accede y pone a su disposición las 6 horas pertenecientes a dos clases de Taller.

Como técnicos de sonido, el propio Kike y un compañero de clase, Domingo, quienes con una mesa de 8 pistas, una pletina de cassette y unos cuantos micros bajan unos días antes al local de ensayo de la banda (situado en la Ciudad Juvenil del barrio del Toscal, en Santa Cruz) para grabar la batería de «Sentenciando a muerte», «Sé ke hay un lugar», «Living in trench» y «Púdrete».

Las 6 horas disponibles en el estudio del instituto se aprovechan al máximo para grabar el bajo,voz y guitarras, incluyendo los solos que grabó Ricardo Walls, quien había tocado en el grupo en sus comienzos y hacía unos meses que lo había dejado. La sesión se graba en una vieja 4 pistas Tascam de bobina abierta, con el resto de la clase observando a través del cristal. Con el tiempo corriendo en contra, prácticamente todo se graba a la primera toma, no queda tiempo para doblar guitarras ni para añadir coros. Se hace la mezcla en el mismo estudio, a la vez que se desmonta y recoge el equipo y…»Púdrete» queda registrada (por los pelos) en una lluviosa mañana de febrero de 1992.

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II: «Tragando mierda», marzo de 1993.
Un año después se grabó la segunda demo, «Tragando Mierda», igualmente con pocos medios y en poco tiempo, aunque en ésa ocasión la banda contaba con un gran aliado: Peska, propietario del Ruta 66, técnico de sonido, seguidor del grupo y buen colega. Carlos, batería de Conemrad y técnico del Ruta, le echa una mano.

Como equipo de grabación la 4 pistas de cassette de Txetxo, cuyos desgastados cabezales registraron, antes y después de las canciones de «Tragando Mierda», las maquetas de Conemrad, Gran Banda Mandinga, Pensión Ruido, Búfalo Blanco, Alquimia, SMD, Malcriado y El Gran Insulto, Sito Morales o el propio Txetxo, entre otros. ¡Menudo poderío la pequeña Fostex!

El 25 de marzo de 1993 cae en jueves. El sábado siguiente el Peska debe devolver unos micros que le han prestado, así que Korrosión dispone de dos días para registrar los 8 temas que pretende meter en la maqueta.

El primer día se va en montar, sonorizar y grabar la batería de Tato. El segundo día, se encierran en el Ruta desde las 10 de la mañana y pasan las siguientes 21 horas grabando bajo, voces y guitarras, ésta vez con Arturo Varona como miembro del grupo, en una única, productiva y extenuante sesión de grabación. Otras 11 largas horas nocturnas para mezclarla, también en el Ruta, y… ¡puagh!, llega al mundo «Tragando Mierda», apestando a humo y alcohol, parida sobre el suelo pegajoso de la sala más emblemática de Tenerife en la década de los 90.

Ambas maquetas se editaron en cassette, con portada de imprenta que incluía fotos y letras; 300 y 400 copias, respectivamente. Fueron duplicadas en sencillos aparatos de doble pletina domésticos en casa de los propios miembros del grupo.

«…esos fueron los modos
y esas las canciones que quedaron
nadando contra viento y marea
y al grito de ¡grábese quien pueda!

al final lo consiguieron: se grabaron».

Descargar Metal Canario. Korrosion Pudrete
Descargate las demos haciendo click en las imágenes.

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